jueves, 13 de enero de 2011

REVOLUCIÓN DEL PENSAMIENTO


Del neuropsiquiátrico La Colifa sale a las afuera un interno, se sienta en una banca que te hace observar al norte, el paciente busca con su mirada un punto que no encuentra, los cuerdos le llaman pensamiento. Su intento fallido no cambia su rostro, no se hace más triste, tal vez no duela, pero la impresión que causa es que no se da por vencido. Mañana será otro día y el pensamiento espera que alguien lo capte y cambie la historia de los que viven y no sueñan, de los locos que no piensan y de los sanos mentales que no perciben al ladrón que se alimenta con guerras.
Los cavilares llenos de problemas no le dan espacio a la sublime idea, el dinero es el fin de la existencia y ya no sirve pensar por pensar, el tiempo es parte de la angustia de no llegar, dejar sin ganas al que no pudo triunfar y al victorioso sólo le sirve querer mas. Nada protege en la ciudad al pensamiento y marcha junto a un desconocido rumbo a la selva, el hombre a veces doctor y otras veces enfermo, cabellera peinada al viento, barba desprolija y una boina en su cabeza, fue gratuito para los oprimidos y no tuvo precio para el imperio. En un cofre ideológico guardó al pensamiento y desde la clandestinidad invito al humano a sentirse humano  y al autoritario un paciente del neuropsiquiátrico La Colifa, donde están los que no piensan.